Uno de los aspectos que más me llama la atención de la NFL son sus campamentos, aunque parezca algo sin emoción, ver a un grupo de atletas quejándose del calor y los ejercicios de alta exigencia... sin embargo ver cómo son preparados, de qué manera obtienen su puesto en el equipo y las propuestas estratégicas de los entrenadores empiezan a agarrar forma.
Eso, es simplemente, emocionante.
Aunque no hay nada como ver un juego de temporada, playoffs o el Super Bowl, los campamentos levantan historias interesantes sobre los prospectos, los veteranos y los jugadores elite.
En el 2007, cuando el novato Brady Quinn y Derek Anderson peleaban por el puesto de QB titular en Cleveland, aparecieron historias de como el primerizo hacía bromas a diestras y siniestras a sus compañeros en el campo de entrenamiento.
Esa campaña solo tuvo un juego en la que completó tres pases de ocho intentos. No anotó. Pero formó parte de un increíble ambiente en que Browns terminó con 10 victorias y seis derrotas, aunque no pudieron clasificar a la postemporada, debido a que tenían igual marca que Pittsburgh Steelers.
Ese tipo de historias, te da argumentos para darle un enfoque diferente al equipo.
La gente de Bleacher Report apuntó los cinco mejores cuentos de las concentraciones de verano, de ellas me quedo con la de Donovan McNabb.
En la temporada 2010, McNabb, quien había sido la cara de Philadelphia Eagles durante 10 campañas, llegó a Washington Redskins como el gran salvador para la franquicia capitalina. El mariscal de campo fue un bromista de primera clase en las concentraciones de su equipo.
El ala cerrada Chris Cooley se enteró del buen humor del pasador y organizó una bienvenida original. Invitó a que un niño se escondiera en el locker de McNabb y cuando llegó el QB, abrió la puerta y asustó al jugador.
Estos relatos le dan un aspecto más humano a la NFL, además de poder medir la temperatura en el ambiente de los clubes antes de arrancar la campaña.
No puedo esperar más.
@mynameisteo
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